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Puente de Troja, Praga

Puente de Troja, Praga

Los puentes tradicionales han quedado en el pasado con la llegada del siglo XXI: ahora buscan darles un diseño funcional y estético, creando nuevos ambientes para la ciudad en una perfecta sintonización de modernidad, paisaje y uso; logrando entonces que sean un atractivo turístico con el que las personas disfruten de un momento placentero tomándose fotos o simplemente apreciando su gran composición arquitectónica. Por eso, hoy hablaremos del Puente de Troja, en Praga,  que ha maravillado al mundo entero por su estructura poco convencional.

Fue diseñado por el arquitecto Mott MacDonald en conjunto con Metrostav y Hempel. A pesar de que su inauguración estaba prevista para una fecha anterior, sucedió hasta 2014, ya que se retrasó por las múltiples pruebas que se tuvieron que realizar para comprobar si era capaz de soportar las grandes cargas de peso que transitan. El Puente de Troja se construyó sobre el río Moldava en la capital checa de Praga, con la intención de brindarle a la ciudad un espacio atractivo para sus visitantes, pues antes de su construcción era uno de los lugares menos llamativos de la ciudad.

Es importante mencionar que su diseño es similar al de un arco de cuerda en posición vertical, diseñado de esta forma no solo para darle gran aspecto visual, también para crear mayor fluidez y rapidez en el traslado de los autos de un punto a otro. Además, el puente tiene cinco carriles: dos para camiones de carga, dos para autos y camionetas y uno para andar en bici o caminar.

La longitud total del puente es de 262 metros, con una altura total de la estructura de 34 metros por encima del río, lo que permite que los vehículos marinos pasen por debajo. Por otra parte, el arco que envuelve la estructura tiene una densidad de 196 metros; para construirlo se utilizaron contrafuertes y pilares perforados en la roca con la intención de que sin importar su gran tamaño, tuviera la capacidad de soportar grandes cargas de peso. 

El gran objetivo de los arquitectos era darle un aspecto innovador, por ello optaron por cubrirlo con metal para brindarle elegancia y sutileza al diseño. Para lograrlo utilizaron materiales muy específicos como zinc, acero inoxidable y hormigón para  soportar las grandes temperaturas de Praga y evitar que sus componentes metálicos se oxiden o desgasten.

Como notamos,  el Puente de Troja, en Praga, utilizó mecanismos muy innovadores para su construcción, desde grandes estructuras para darle firmeza y seguridad, hasta materiales específicos para soportar las condiciones climáticas de la localidad. Sin duda, es un claro ejemplo de que ya hemos avanzando hacia el futuro, dejando a un lado las construcciones y técnicas tradicionalistas para crear diseños nunca antes vistos; pues no solo le dan gran aspecto visual a la ciudad, también facilitan las tareas de transportación en un menor tiempo.