Adentrémonos en las icónicas Flame Towers de Baku. Estas majestuosas torres han sido reconocidas al mejor hotel y centro turístico en el prestigioso Premio Internacional MIPIM 2013, siendo además la mayor inversión en proyectos innovadores del mercado inmobiliario europeo. Su diseño curvo, excepcional, las dota de una magnificencia única, pero lo que realmente capta la atención es su evocación al antiguo culto al fuego, representado por su imponente estructura en forma de llamas. Esta combinación de elementos las convierte en una verdadera obra maestra visual que impacta a todos quienes las contemplan.
Las Flame Towers, situadas en Bakú, Azerbaiyán, son el resultado de una colaboración entre la prestigiosa firma de arquitectura HOK International y la visión icónica de Pierre Baillargeon. El proyecto comenzó en 2007 y se completó en 2012, con un costo estimado de 7,046 millones (moneda mexicana).
Estas torres están estratégicamente ubicadas en la costa sur de la península de Absheron, junto al Mar Caspio. Se alzan majestuosamente sobre una colina, ofreciendo vistas panorámicas de la bahía de Bakú, el bullicioso centro de la ciudad y el apacible parque circundante. Su ubicación privilegiada es un factor fundamental que las convierte en un elemento distintivo en el corazón de la capital de Azerbaiyán.
Como se mencionó al principio, el objetivo principal fue resaltar la importancia del fuego en la cultura del país, simbolizando tanto la energía como la eternidad. Estas características se hacen visibles desde diversos puntos de la ciudad, creando una impactante presencia arquitectónica que cautiva a quienes la contemplan.
Sin embargo, la construcción de estas estructuras se vio enfrentada a numerosos desafíos. El diseño de los tres edificios entrelazados en una configuración triangular demandó una aproximación innovadora tanto en términos arquitectónicos como estructurales. La garantía de seguridad y estabilidad resultó ser una preocupación primordial debido a la ubicación sísmica de Bakú. Además, la gestión de recursos y la logística presentaron obstáculos considerables debido a la magnitud del proyecto. Por ello, la estrecha colaboración entre arquitectos, ingenieros y constructores fue esencial para materializar la visión del complejo.
Adicionalmente, durante la ejecución del proyecto se enfrentaron condiciones climáticas adversas, como vientos huracanados y la actividad sísmica en la zona, lo que llevó a diversas pausas en el proceso constructivo.
Diseño
Su diseño destaca por su forma triangular interconectada y su aspecto curvado. Estas torres presentan una configuración arquitectónica única que combina líneas suaves y elegantes, creando una apariencia distintiva en el horizonte de Bakú. Su silueta curva y triangular aporta un sentido de dinamismo y modernidad a estas imponentes estructuras, convirtiéndolas en un hito arquitectónico reconocible en la ciudad.
Espacios del Flame Towers
Reiterando lo mencionado anteriormente, las impresionantes Flame Towers, se componen de tres secciones distintas: sur, este y oeste, cada una con características y funciones específicas y únicas. A continuación, exploraremos en detalle las particularidades y propósitos de cada una de estas:
Torre 1, Residencial: esta primera torre, situada en el sector sur, se eleva a una altura de 190 metros distribuidos en 33 plantas. Su enfoque principal es el alojamiento residencial, albergando un total de 130 apartamentos con impresionantes vistas al mar. Además, dentro de la torre, se ofrecen una variedad de comodidades y servicios, incluyendo un gimnasio, spa y otras instalaciones para el disfrute de los residentes.
Torre 2, Hotel (gestionado por Fairmont Hoteles): la segunda torre, ubicada en la zona norte, se extiende a lo largo de 28 plantas y alcanza una altura de 140 metros. Diseñada como un elegante hotel, cuenta con un total de 318 habitaciones, incluyendo 61 apartamentos asistidos, distribuidos en 30 plantas.
La decoración de esta torre se destaca por su elegante paleta de colores neutros, realzada con sutiles toques que aumentan gradualmente hasta llegar a la Suite Real, donde los tonos burdeos profundos y los acabados lujosos crean un ambiente distintivo.
Torre 3, Oficinas: esta impresionante torre se compone de 28 plantas con una altura de 140 metros y se integra de manera armónica con las otras estructuras del complejo. Desde sus alturas, ofrece vistas panorámicas deslumbrantes de la ciudad de Bakú y el Mar Caspio. Diseñada para satisfacer las necesidades empresariales, esta torre cuenta con una amplia variedad de espacios de oficina flexibles y bien equipados. Además, brinda servicios y comodidades que fomentan la eficiencia y la productividad, incluyendo elegantes áreas comunes, salas de reuniones completamente equipadas y un sistema de seguridad las 24 horas.
Además de las tres torres, también se encuentra el Podium, un espacio destinado como centro comercial con una altura de 78 metros, distribuido en tres niveles. Destaca por su impresionante techo de cristal ondulado, decorado de manera similar a un palmar. En el interior, los visitantes encontrarán una amplia variedad de opciones, como cafeterías, restaurantes, salas de cine y mucho más.
Armazón del Flame Towers
La majestuosa estructura se logró gracias a la cuidadosa selección de dos materiales clave que combinan estabilidad, estética y funcionalidad. En primer lugar, se utilizó el hormigón armado en las tres torres, proporcionando una base sólida y resistente. Además, en los pisos superiores, se empleó el acero para crear elegantes marcos que generan espacios amplios y especiales. Esta combinación garantiza la solidez estructural y al mismo tiempo crea una estética impactante y funcional en cada una.
Un aspecto destacado es el marco primario de las torres, el cual se compone de tres articulaciones construidas con tubos redondos de gran diámetro, cuidadosamente curvados y soldados para adaptarse a la geometría del diseño. Además, se utilizaron secciones transversales triangulares para las columnas de acero, empleando chapa y barras redondas. Esta elección de diseño permite maximizar las vistas panorámicas al exterior, creando una conexión visual con el entorno y enfatizando la belleza del paisaje circundante.
Además, se implementaron estructuras de acero en la parte lateral posterior curvada para mitigar las deformaciones provocadas por los fuertes vientos de la región. Esta decisión permitió minimizar dicho problema y garantizar el cumplimiento de los requisitos del diseño en la parte superior de las torres.
Por otra parte, otro aspecto relevante a considerar es el uso de fachadas acristaladas en la construcción del armazón. Estas desempeñan un papel tanto estético como funcional, ya que permiten una generosa entrada de luz natural, creando un ambiente amplio y luminoso en el interior de las torres. Asimismo, ofrecen la oportunidad de deleitarse con las impresionantes vistas que ofrece Bakú.
Aunado a lo anterior, las torres están equipadas con pantallas LED que proyectan imágenes y gráficos en movimiento, creando un efecto visual impactante que representa el movimiento de las llamas. Con más de 10 mil luminarias, estas pantallas se integran en la arquitectura de vidrio de las torres, generando una apariencia icónica y memorable. Para lograr este efecto, se utilizó un dispositivo especial detrás de las ventanas que crea un efecto de cintas de luz. A pesar del desafío de alinear las luces y los marcos de las ventanas de diferentes tamaños, se logró reducir la cantidad de dispositivos necesarios mediante un sistema de montaje flexible y un control inteligente. Además de que el sistema de iluminación puede adaptarse y cambiar para eventos especiales gracias a una plataforma de control.
Indudablemente, el Flame Towers representa un prodigio de la arquitectura vanguardista, donde cada material ha sido integrado de manera impecable para crear una estructura resistente y asombrosamente compleja. La fusión perfecta entre la historia de la ciudad y el diseño en forma de llamas, que emerge majestuosamente del suelo, junto con elementos modernos como las pantallas LED proyectando imágenes impresionantes, genera un efecto visual impactante. Estas características combinadas convierten a las torres en un verdadero símbolo irreal, propio de películas futuristas, que captura la atención y la imaginación de quienes las contemplan desde el exterior.