Una de las construcciones legendarias del centro del país es el Gran Hotel Ciudad de México. En su origen fue construido para ser el Centro Mercantil, una inmensa tienda departamental única en su tipo a finales del siglo XIX.
El presidente Porfirio Díaz fue el encargado de inaugurar la obra, que tenía grandes influencias europeas en su estructura, por lo que causó gran revuelo entre la gente.
Fue la principal tienda departamental de toda Latinoamérica.
Para finales de los setenta se transformó en el Gran Hotel que conocemos hoy en día. A su vez fue remodelado para los juegos olímpicos de 1968, aunque siguió conservando su misma esencia.
Una de las partes más hermosas de este hotel es el colorido vitral que cubre su bóveda, esta obra fue diseñada en 1908 por el francés Jacques Gruber que se inspiró en el estilo característico de Tiffany.
El estilo arquitectónico que encontramos en esta obra es art nouveau, con sus llamativas decoraciones a través de figuras naturales como flores y hojas. Una de las partes más sorprendentes es el recibidor, pues en este el trabajo de herrería es grandioso.
Cabe destacar que en el Gran Hotel se instalaron los primeros elevadores de rejillas de todo el país. Con sus demás elementos como sus elegantes muebles, sus ventanas, sus escaleras y demás nos transportan a otra época.
