Daniel Libeskind: arquitectura emocional a partir del dolor
El estilo deconstructivista de Daniel Libeskind lo ha convertido en uno de los arquitectos más importantes de la época
A lo largo de su carrera, Daniel Libeskind ha manifestado su enorme talento cuando de diseñar edificios se trata. Y a pesar de ser un arquitecto que alcanzó la fama de manera tardía, todos sus proyectos son dignos de admirarse por su complejidad y su destreza para interseccionar sus planos con otros elementos ya existentes en el entorno.
Su historia, marcada por el dolor y la tragedia, le funcionó como un catalizador para sus diseños, ya que a temprana edad le tocó vivir los horrores de los años posteriores a la Segunda Guerra Mundial. Su familia decidió emigrar a Israel donde Libeskind comenzó a tocar el acordeón y posteriormente, en 1956, emprendieron el camino a la ciudad de Nueva York.
Fue ahí donde Libeskind comenzó sus estudios en música, pero con el paso del tiempo se dio cuenta de su talento e interés por la arquitectura. En 1970 se licenció en arquitectura y posteriormente hizo un posgrado en historia de la arquitectura en Inglaterra. Su camino lo llevó a Alemania, donde estableció su primer estudio y desarrolló su primer proyecto: el Museo Judío de Berlín. Una estructura que complementa al memorial y que en su interior se guardan objetos del holocausto, del que una parte de su familia no pudo escapar.
Este edificio se desarrolla como una fisura que se extiende a lo alto y que retoma elementos del deconstructivismo. Su fachada llena de texturas juega con el concepto de lo roto y se complementa con el interior que utiliza estratégicamente el espacio, así como la luz y el sonido del lugar. Así, Libeskind levantó su primer edificio cuando tenía 52 años de edad.
Posteriormente en 2003, ganó el concurso para erigir el nuevo edificio que sustituyó a las torres gemelas. Su proyecto “One World Trade Center” fue con lo que ganó fama internacional. Con ello mudó su estudio a Nueva York donde actualmente desarrolla gran parte de sus diseños, los cuales están dotados de emociones y formas que impresionan a sus espectadores, pues la sensibilidad es un elemento importante para su trabajo.
Algunos de sus trabajos más reconocidos son el Museo de Arte de Denver, en la que se inspiró en los picos de las Rocky Mountains, localizadas a espaldas del museo. Sus ángulos puntiagudos rompen con lo ordinario y generan un espacio para el arte en el que también se involucra el exterior. También destaca el Museo Real de Ontario, en el que Libeskind busca emular los minerales que existen al interior de la tierra, usando sus formas puntiagudas para superponer su diseño y mezclarlo con la construcción original de 1914.
Actualmente Daniel Libeskind tiene 76 años, el uso de la arquitectura emocional lo ha llevado a ser uno de los arquitectos más sobresalientes de esta época, con sus diseños que generan sensaciones y que evocan a la libertad y a una actitud positiva que recuerda algunos momentos difíciles en la historia de la humanidad.
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