La evolución de los pisos de madera
Un piso de madera es para toda la vida. Con el mantenimiento adecuado, pueden durar hasta 20 años. Sin embargo, la manera en la que hoy se instalan los pisos de madera, ha cambiado mucho desde que se comenzó a usar este noble material en el ámbito de la decoración, construcción y arquitectura.
El hombre primitivo introdujo la madera como parte de sus elementos vitales para edificar viviendas; conforme sus armas y utensilios de corte se sofisticaron, lograron un elemento de construcción más fino y sólido.
En Roma antigua, las primeras colonias familiares estaban hechas de madera sin tratar, al igual que en otras regiones del norte de Europa donde era un recurso muy apreciado debido a sus cualidades de aislamiento térmico.
Al aparecer los primeros aserraderos, los usos y aplicaciones se ampliaron; ya no sólo se hacían casas, se comenzaron a elaborar revestimientos para los pisos de cualquier construcción, al poder cortar tablas simétricas con medidas estandarizadas que facilitaban su instalación.
En los años 70, nacieron los primeros pisos de madera de ingeniería o suelos flotantes que acortaron aún más los tiempos de montaje, además de ofrecer más opciones de precio y tipo de madera.
El barniz que se les colocaba a los pisos de madera, les brindaba durabilidad limitada, además de un complejo mantenimiento. Sin embargo, las duelas actuales cuentan con tecnología de punta y tratamientos con base de óxido de aluminio en cada tabla para evitar su degradación y facilitar la limpieza.
Hoy existen pisos de madera aptos para decoración de exteriores y climas húmedos o extremos, al alto brillo, algunos hechos con técnicas artesanales para conseguir acabados únicos y en general, con garantía de duración de hasta 25 ó 30 años.