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Nido de Quetzalcóatl: un enlace entre arquitectura y naturaleza

Un gran ejemplo de la arquitectura orgánica

La tendencia arquitectónica actual ha apuntado a edificar construcciones sustentables y en armonía con los elementos naturales, a esto se le conoce actualmente como arquitectura orgánica. Este tipo de construcciones respetan y se acoplan con el contexto geográfico, cultural e identitario del espacio donde se instauran. Por lo cual, estos lugares se incluyen desde la realización de los planos y no se dejan de lado.

Un gran ejemplo de la arquitectura orgánica es el Nido de Quetzalcóatl, un jardín secreto que ofrece un recorrido guiado por una serpiente arquitectónica con colores verdiazules, como el quetzal.  Este se ubica en el municipio de Naucalpan de Juárez en el Estado de México, se encuentra sólo a 25 minutos de Plaza Satélite.

Este diseño le pertenece al genio de la Arquitectura Orgánica: Javier Senosiain. Un reconocido arquitecto mexicano, cuya creación se remonta al 2008. 

El Nido de Quetzalcóatl representa la integración armónica entre las construcciones humanas y el entorno natural. La fachada se compone de colores vivos y múltiples vitrales, la casa está equipada con todas las comodidades para quienes decidan hospedarse ahí: cinco habitaciones, cuatro baños, sala con televisión y cocina.

En un principio, debido a que el terreno escogido de 5,000 m2 para el desarrollo de este proyecto era muy irregular, pues estaba atravesado por una cañada sembrada de encinos y varias cuevas que podrían colapsar en cualquier momento; se suspendió la idea de crear una serie de departamentos, la complejidad del suelo hizo que el arquitecto se decidiera a construir menos viviendas y, sobre todo, a respetar el entorno natural que lo rodeaba.

Asimismo, Javier Senosiain cuenta que muchos aspectos de la construcción que estaban en la maqueta inicial se modificaron de acuerdo con las vistas, orientación y contemplando el terreno en todo momento. Igualmente, el arquitecto Senosiain pensó en colocar en la maqueta la cabeza de una serpiente en la boca de la cueva, al observar que parecía una serpiente que entraba y salía del terreno, decidió ponerle la cola a Quetzalcóatl, para hacer honor al dios más importante de la cultura Mesoamérica, el dios de la vida, la luz, la fertilidad, la civilización y el conocimiento.

En la parte alta del crótalo, en el cascabel, se ubicó el depósito de agua, abajo el espacio del conserje y más abajo un cuarto de máquinas y diez bodegas pequeñas, una para cada departamento. ​ A pesar de la adición obvia de una casa de serpientes masiva, el follaje y los alrededores naturales permanecen casi intactos por el complejo. Las únicas modificaciones realizadas se consideraron necesarias para la seguridad y la construcción, lo que permitió a Senosiain mantenerse fiel a su ética de arquitectura orgánica.

Sin duda, es un lugar que todos queremos conocer, pero debido a que ha tomado mucha popularidad en los últimos meses y a que se trata de una construcción verdaderamente majestuosa se han instaurado medidas preventivas, así como accesos controlados para garantizar la tranquilidad. El Nido de Quetzalcóatl cuenta con acceso restringido, sólo se permite la entrada a personas que hayan reservado previamente, contratando un departamento mediante la aplicación Airbnb; del mismo modo, no se permiten realizar fiestas ni ingresar con mascotas. Pueden parecer medidas exageradas, pero esto se hace para cumplir con la finalidad del lugar: otorgar al huésped un espacio donde pueda relajarse en conjunto con la naturaleza.